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415 a.C.: La llegada del pueblo visigodo a la Península

A partir del año 415 se sucedieron las primeras oleadas migratorias del pueblo visigodo a la Península Ibérica. A su llegada, se encontraron que ésta estaba ocupada por suevos, vándalos y alanos, quienes se habían repartido el territorio unos años atrás, en el 411. Tres años más tarde, en el 418, el sucesor de Ataúlfo, Valia, concertó un pacto con Roma para, a cambio de tierras en el sur de la Galia, colaborar con la defensa del Imperio.

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218 a.C.: El desembarco de Roma en Ampurias

En el 218 a.C, con el objetivo de cortar la línea de aprovisionamiento de Aníbal, los romanos desembarcaron en el noroeste de la Península Ibérica y la convirtieron en su base de operaciones. El objetivo principal era derrotar al enemigo cartaginés, quien por entonces pretendía mantener su guerra de conquista en aquellas tierras. En una primera etapa, en época republicana, fue considerada un simple territorio de explotación. En una segunda fase, en el período imperial, se constituyó como un centro de inversión de capitales, convirtiéndose en una de las provincias más prosperas.