por Martina Diaz Sammaroni
En el 218 a.C, con el objetivo de cortar la línea de aprovisionamiento de Aníbal, los romanos desembarcaron en el noroeste de la Península Ibérica y la convirtieron en su base de operaciones. El objetivo principal era derrotar al enemigo cartaginés, quien por entonces pretendía mantener su guerra de conquista en aquellas tierras. En una primera etapa, en época republicana, fue considerada un simple territorio de explotación. En una segunda fase, en el período imperial, se constituyó como un centro de inversión de capitales, convirtiéndose en una de las provincias más prosperas.
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