por Lic. Jorge Rigueiro García FyL – UBA – FHE
Jaume Serra fue miembro de una familia de artistas activos en Cataluña en el siglo XIV, conjuntamente con sus hermanos Pere, Francesc y Joan. Influenciados por la Escuela Sienesa, produjeron obras de gran belleza y maestría técnica. Visitemos su Virgen de la Leche, de Tobed
El Siglo XIV fue intenso por muchas causas, pero para el arte, significó algo próximo a una auténtica revolución, preparatoria del estallido que Florencia protagonizaría un siglo más tarde. La Escuela Sienesa de pintura, con representantes de la talla de Duccio, Simone Martini, Ambroggio y Pietro Lorenzetti durante ese siglo creó un ámbito de trabajo que progresivamente se fue distanciando del estilo de Giotto y tomando fuertes influencias del estilo bizantinizante: esta “maniera greca” exaltaba la técnica de los íconos a la vez que una poderosa riqueza del color, lujo y belleza en las vestimentas; alta calidad y cuidado en el dibujo y las líneas. Fondos dorados, construcciones arquitectónicas que realzaban las escenas, delicadeza y hasta amaneramiento en las figuras usualmente incurvadas, influenciaron netamente en la corte pontificia de Avignon, difusora del llamado Estilo internacional. Éste, definió en parte, el derrotero de pintores catalanes formados en esa escuela, como Ferrer Bassa y más tarde Ramón Destorrents, quien trabajó para la corte Aragonesa y en su taller formó a Pere y sus hermanos Francesc, Jaume y Joan Serra.
De este tenso juego de intereses: Avignon enfrentada a Roma, Siena a Florencia por rivalidades económicas y políticas y Cataluña, dando la espalda a “España”, es donde Jaume desarrolla una intensa carrera pictórica verificable entre 1358 y 1389. El taller de los Serra tuvo importantes encargos regios en Zaragoza y en Barcelona, eligiendo pintar figuras menudas, estilizadas, de ojos rasgados y bocas pequeñas. Jaume difundió un modelo de Virgen de la Humildad, lactante, de estilo muy próximo al de las galactotropousas, que amamantan y de fuerte advocación en la Ortodoxia Oriental.
Se le atribuye la célebre y bellísima Virgen de la Leche de Tobed (Ca. 1359-1362 – Temple sobre tabla, 161,4 x 117,8 cm conservada actualmente en el Museo del Prado de Madrid) que perteneció al panel central de un Retablo hoy desaparecido en su conformación original de la Iglesia de Santa María de Tobed (Zaragoza).
En esta tabla de fondo dorado y con los halos esgrafiados a la vez que la túnica de la Virgen, propio de la Escuela de Siena y de muchos íconos griegos, la Virgen, está sentada sobre un cojín bordado y sostiene entre sus brazos protectores al Niño, quien sujeta su seno con la mano derecha mientras amamanta.
El exquisito manto que la cubre tiene todos los convencionalismos que la iconografìa bizantina prevé: las estrellas sobre el maphorion (en tanto Virgen, antes, durante y después del parto), el color azul profundo, significando su estirpe de realeza y con bordados de pájaros. Propio de la época, el halo de ella, Jesús y los ángeles siempre está frontalizado y no acompaña los movimientos de la cabeza.
Cuatro ángeles contemplan este instante de íntima dulzura con gestos altamente distintivos: de los que miran al Niño, uno está con las manos en actitud orante y el otro con sus brazos cruzadas sobre el pecho, en señal de aceptación. Los otros dos, detrás de los primeros contemplan a la Virgen, aunque prácticamente sólo se puedan ver sus rostros, como el de la derecha, que apenas asoma a la escena. Apenas una adolescente de rasgos delicados, tiene su cabeza inclinada humildemente y junto al Niño, giran su rostro para enfrentarlo con expresión pensativa al espectador, anunciando que aún en la niñez del Jesús, el futuro será de dolor y sacrificio.
A sus pies y en menor escala, pero manteniendo las jerarquías, se presentan los donantes de rodillas, coronados y en actitud orante: Enrique II de Castilla (aunque aún no era rey de Castilla) y Juana Manuel con dos de sus hijos: el futuro Juan I de Castilla y una de sus dos hijas, posiblemente Leonor, ya que Juana, la otra se sabe que para 1374 ya había fallecido y en esta obra no aparece, por lo que la datación sugerida, pudo ser muy posterior.
Las vestimentas de los donantes indican su posición social: padre e hijo con armaduras y yelmos depositados a los pies de la Virgen y las mujeres, ricamente vestidas y enjoyadas. Posiblemente, la leyenda «Enrique rege» debajo de la imagen del rey indique una cronología para la tabla que cabe situar entre 1369, ascensión al trono y 1379, año de su fallecimiento. Finalmente, los escudos de armas de Enrique y el de su esposa, pintados arriba de la escena, confirman su procedencia regia.
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