por Diego Calífano
¿Quién dijo que ser Rey es una tarea sencilla? Los libros de Historia los ensalzan y llenan de honores, pero no debemos pasar por alto que todos los monarcas fueron seres humanos: personas con virtudes y defectos; con aciertos y falibilidades. Muchos de ellos fueron haciéndose adictos al poder, a la expansión y a la riqueza, como así también a la perpetuidad en el trono. Esta realidad se dio en distintos casos de la historia, y hubo reyes españoles que no fueron la excepción a la regla.
La película “La Corona Partida”, dirigida por el director español Jordi Frades, nos introduce en la realidad regia española del siglo XVI. La coyuntura de ese momento estaba marcada por la reciente muerte de Isabel la Católica, Reina de Castilla durante treinta años. La defunción de Isabel abrió las puertas a un interrogante: ¿quién asumiría el desafío de ocupar el trono vacante?
Ante esta situación, que representa el nudo de la película, son tres los ejes que atraviesan la trama de la producción española y atestiguan desde lo fílmico, lo difícil de dar una respuesta ante la vacancia del trono castellano:
- La ambición de poder existente en Fernando de Aragón y en Felipe “el Hermoso”. El primero, viudo de Isabel, y el segundo, esposo de Juana “la Loca” (hija de los Reyes Católicos). Recordemos que, para esta época, la adquisición de títulos y territorios otorgaba un status de suma importancia a quienes lograran estas metas. El título de la película traduce una debilidad que ni Fernando ni Felipe estaban dispuestos a afrontar, ya que la ausencia de un monarca traería decadencia a la administración: es síntoma de desgobierno y declive. Las conductas de ambos nos mantienen en vilo a lo largo del filme, ya que son capaces de hacer lo necesario para sobreponerse a su antagonista y tomar el poder anhelado.
- El papel de Juana “la Loca”, figura clave en la sucesión del trono. Fernando e Isabel tuvieron cinco hijos, de entre los cuales sobresalió Juana, quien pasó a la historia como “la Loca”. Con respecto a este mote, utilizado aún en la actualidad cuando se hace referencia a su persona, la película nos interpela sobre la salud psíquica de Juana: sus arrebatos, ¿son consecuencia de un trastorno mental o la respuesta instintiva de una persona hacia las adversidades que se presentan en su camino?
La producción muestra a Juana como una figura estricta e intransigente, difícil de convencer, con gestos y miradas penetrantes. Es un personaje necesario para los fines de Fernando y Felipe, ya que representa la legítima puerta de acceso al trono de Castilla; pero su falta de docilidad hace que sea difícil controlarla. Maximiliano de Habsburgo, padre de Felipe, en un diálogo con su hijo enfatiza que “un marido puede perder a su esposa, pero un archiduque no puede perder a una reina”.
- La omnipresencia de dos actores clave: Isabel la Católica y el Cardenal Francisco Giménez de Cisneros. Isabel no se hace visible en la película ya que la trama transcurre después de su muerte. Sin embargo, su voluntad y sus deseos son evocados de distintas formas a lo largo del filme: en su testamento; en las voces de los nobles castellanos; en quienes miran con recelo la nueva unión matrimonial de Fernando con Germana de Foix (sobrina del Rey de Francia, Luis XII). Estas actitudes demuestran respeto y admiración hacia Isabel, dándonos a entender que aún ausente, sigue presente.
La otra figura, el Cardenal Giménez de Cisneros, aparece como la mano derecha de Fernando de Aragón: es un religioso que se caracteriza por la observación y el consejo. Su rol como mediador entre el Rey de Aragón y su suegro en Flandes fue esencial para llegar a un acuerdo entre ambos. En sus manos recayó la administración del Reino de Castilla hasta la llegada de Carlos I al trono. Desde las sombras, terminó siendo el más beneficiado en este proceso.
Del castillo a la pantalla grande
“La Corona Partida”, puente entre la serie “Isabel” (2012-2014) y “Carlos, Rey Emperador” (2015), puede caracterizarse como una obra de suspense: pese a que desde la historia sepamos cómo se desenvolvieron los hechos, la película de Frades nos mantiene en vilo y nos despierta inquietudes a medida que vamos avanzando en la trama. La banda sonora constituye un instrumento clave porque acompaña toda la expectación y el clima de incertidumbre generados por el argumento.
Hay quienes hablan de cierta influencia teatral en este filme debido a que ven determinadas escenas como parte de una obra de teatro. Encontramos momentos en los que el espectador siente que está viviendo una producción de ese estilo: los diálogos (algunos monólogos); ciertas ambientaciones; y los planos tomados por las cámaras, son algunos de los recursos que ayudan a romper la “cuarta pared” y nos permiten sentirnos parte de la trama.
Entre los actores, pueden destacarse tres interpretaciones: Irene Escolar encarna a Juana I de Castilla, demostrando cadencia en sus discursos y exteriorizando intensas emociones con habilidad; Rodolfo Sancho da vida a Fernando el Católico, logrando transmitir las contradicciones que suceden en su interior —debates en torno al poder y a su realidad familiar—; y Eusebio Poncela interpreta al Cardenal Cisneros, personificando con éxito a “un hueso duro de roer”, como le marcan en la historia por su constancia e imperturbabilidad en las dificultades.
En una entrevista realizada a Escolar, Sancho y Frades —que puede encontrarse en la de red de YouTube1— el director hizo énfasis en un detalle: la película, además de la vida política de los personajes, traduce toda la intimidad, todo sentir y pensar que se da en los espacios no tradicionales de la Historia como las habitaciones, las conversaciones, los momentos de ocio y reflexión. Toda la audiencia se constituye en partícipe de la intimidad de los personajes.
Por otra parte, la trama pone el foco en cuestiones emocionales y afectivas. Las mismas nos pueden generar empatía o antipatía con los personajes. Sin embargo, todas estas cuestiones deben ser asimiladas con cuidado por el espectador. Como cualquier obra que trabaja con la historia, a veces los humores pasan por encima de los rigores: las notas sentimentales pueden embellecer una película histórica, como así también, trastocar su contenido. Esta producción nos ayuda a entender las dificultades en Castilla luego de la muerte de Isabel y las pujas de poder trabajadas en los libros; por ende, procura ser fiel a lo propuesto por la historiografía del período. Con respecto a Juana, nos aporta una visión sobre la misma que se suma a otras ya investigadas y trabajadas.
“La Corona Partida” es una oferta cinematográfica que no puede ser obviada por los amantes de la Historia y del cine. Su trama alterna entre cuestiones históricas y aspectos específicamente humanos que nos atrapan e interpelan. El suspense que atraviesa la película logra que el espectador se sienta parte del entramado político y vertiginoso, en el que el talento de cada actor y la recreación de la época crean una armonía que vale la pena sentarse a disfrutar.
Ficha técnica
Título original: La Corona Partida
Año: 2016
Duración: 113 min.
País: España
Dirección: Jordi Frades
Guión: José Luis Martín
Música: Federico Jusid
Fotografía: Raimón Lorda
Reparto: Rodolfo Sancho, Irene Escolar, Raúl Mérida, Eusebio Poncela, Ramon Madaula, Jordi Díaz, Fernando Guillén Cuervo, Jacobo Dicenta, Úrsula Corberó, José Coronado, Silvia Alonso, Pedro Mari Sánchez, Ramón Barea, Fernando Cayo, Jesús Noguero, Arón Piper, Michelle Jenner, Antonio Gil, Ainhoa Santamaría, Carolina Lapausa, Moncho Sánchez-Diezma.
Género: Drama – Histórico
Productora: TVE, Diagonal Televisión
1 Video propuesto por elimparcial.es. Se encuentra en YouTube bajo el nombre “Entrevista a Jordi Frades, Irene Escolar y Rodolfo Sancho (La Corona Partida)”.