por Aldana Sgandurra, Clara Sana y Diego Califano
Viajar por el tiempo implica considerar numerosos factores: técnicos, morales, éticos, estéticos, pero incluso también lingüísticos, filosóficos e históricos. Cuando los agentes de El Ministerio del Tiempo se trasladan hacia las diferentes épocas de la historia, con ellos van sus utillajes mentales, sus herramientas, sus formas de interpretar el mundo y los conceptos que nos ayudan a entenderlo.
En esta entrega vamos a encabalgar la historia, a tratar de interpretar el significado que obtienen ciertos conceptos, cada vez que los agentes nos los presentan en una época distinta. Les proponemos pensar qué han expresado conceptos como patria, valentía y fe, en el ayer y el hoy, mientras nos transportamos con nuestros agentes analizando sus significados a lo largo del tiempo.
La idea de patria es ejemplo de un concepto que a lo largo de la historia ha ido variando su significado y su significante. Entendiendo que el término evoca un lazo esencial, entre el individuo y su lugar de arraigo, es imposible suponer que la serie nos arroje la misma idea acerca de la patria a lo largo de todas sus aventuras, y para todos sus personajes.
La representación que Alonso tiene de la patria dista mucho de la que puedan tener Amelia, Julián, o incluso Pacino. En el primero de los casos la fe católica forma parte de la cosmovisión del tiempo del personaje, en la medida en la que defender la patria con su vida supone resguardar los valores del cristianismo en su territorio. Las batallas que en un terruño debían librarse eran de índole religiosa frente a otras cosmovisiones del mundo. Incluso se puede afirmar que el amor por la patria constituiría un valor transitorio en la cosmovisión del personaje, puesto que el verdadero tesoro se presentaría ante los hombres de su época una vez cumplida la misión terrenal, y habiendo llegado a la salvación eterna.
En el caso de Amelia podemos observar un concepto en transición: una época de litigios y luchas por las conquistas del individuo político en la sociedad. La idea del lugar que alberga privilegios y libertades por nacimiento en la patria es más la tendencia de su tiempo, así como también la superioridad respecto a la ciencia, la técnica y por consiguiente el progreso de la nación. Sin embargo, es un buen momento para que figuras como la de nuestra agente comiencen a exigir un lugar en esa patria de la que forman parte, pero en la que, a pesar del avance del tiempo, la misma sociedad le impone sus límites.
Pacino es un personaje moderno: representa todo el desencanto que el ciudadano común expresa acerca de los conceptos políticos como el de patria y sus derivados. Si bien su tarea nos muestra un gran compromiso por la preservación de su historia nacional, se puede observar el pesimismo de la generación española de los años ´80: una profunda desconfianza hacia las instituciones políticas. Pacino es un gran ejemplo de la memoria histórica, en su calidad de ciudadano y habitante de la patria española. El análisis de su actuación nos recuerda que el pasado no se simplifica a medida que transcurre el tiempo, sino que la trayectoria de vida y el camino transitado en nuestro terruño nos impregna y modela en nuestra condición de adultos.
Pensando en Julián y su concepción acerca de la patria, nos encontramos con un término contemporáneo. Un personaje que ha evaluado de manera muy distinta a la de sus compañeros, gracias a su distancia histórica de nacimiento, los acontecimientos bélicos que en nombre de la patria han enviado a cientos de hombres a pelear por una causa nacional, en diferentes partes del mundo. Su profesión y carisma nos renuevan cierto optimismo y entrega con su comunidad, valores que podrían entender que la patria no es un concepto que se nos entrega formado, sino que se va conformando por el trabajo que la sociedad realiza para fortalecerse a sí misma.
La valentía es otro de los conceptos que podemos encontrar dentro de la serie, y el cual comparten la mayoría de nuestros agentes en las diferentes circunstancias de sus vidas. La valentía es una cualidad de la que el ser humano se sirve para enfrentar impedimentos, situaciones difíciles (y hasta muchas veces de vida o muerte); es un accionar contra el miedo, un gesto espontáneo. La valentía nos convierte en héroes, nos permite enfrentarnos a aquello que más tememos.
Este concepto podemos encontrarlo en grandes actos, como varios de los sucesos que se dan dentro del Ministerio del Tiempo, ya sean los conflictos que se presentan en cada misión, las decisiones de vida o muerte, o la lucha constante entre lo que se quiere ser o lo que se debe ser. La valentía no implica tener superpoderes, sino que cada uno la lleva en su interior para actuar en los momentos más difíciles de la vida, dando la mejor versión de cada uno, encontrando fuerzas, y enfrentándose con coraje a aquello que se presenta. Es así que cada personaje del Ministerio desarrolla en diferentes situaciones una dosis de valentía:
En primer lugar, nos detendremos en el personaje de Alonso, un hombre que dejó toda su vida atrás para luchar por su patria. La decisión de abandonar a su familia, su tiempo, y su historia, requirió de valor para forjar un nuevo comienzo, en una época completamente diferente a la suya. En cada misión que se le presenta, Alonso dará su vida para proteger a sus amigos. En principio, su personaje nos refleja la figura de un héroe medieval con capa y espada, pero que, en el devenir de la historia, nos demuestra que su valentía y su fuerza no se encontraban en su armadura sino en su corazón: como en el momento de elegir entre su vida y la de su hijo, no dudó en entregar la suya; aquellos momentos que se le presentaron requirieron de valor para enfrentarlos.
Julián, un hombre contemporáneo a la época, nos muestra sus diferentes luchas, tanto personales, como profesionales. En este caso, como fuimos descubriendo en los anteriores análisis sobre el personaje, la valentía es una de sus características más destacables, ya que, por un lado, debe luchar contra sus deseos de cambiar el rumbo de su historia y el deber de preservarla tal y como es, entendiendo que el proceso histórico y sus responsabilidades seguirán siendo las mismas, como Salvador Martí siempre ha dicho: “que la Historia es la que es y así debe permanecer”. El valor llevó al personaje a enfrentarse con situaciones sumamente complejas, donde su vida se vio en peligro: su necesidad por remediar el accidente de su ex mujer, e intentar reparar sus dichos antes del brutal momento. Este hecho le costará cambiar el rumbo de su historia, sabiendo que, en el fondo, esa fue siempre su verdadera misión, demostrando que ser valiente nos hace actuar de maneras impensadas, provocando que hagamos cosas extraordinarias e irreversibles.
El personaje de Amelia Folch, la única integrante femenina del equipo; una mujer con un carácter muy fuerte y determinante, que en su tiempo ya marcaba la diferencia al ser una de las pocas alumnas mujeres que estudiaban en la Universidad. Esto nos permite definirla como valiente: para la época de 1880 que una mujer rompa los estereotipos implementados por una sociedad, con una mentalidad predominantemente masculina, requería de un gran coraje. Como en el caso de Julián, Amelia deberá enfrentarse a un problema personal, y el camino que toma para resolverlo provocará cambiar el rumbo de su historia para siempre: una decisión sumamente valiente, puesto que, para salvar a su familia, cedió lo que más amaba.
Por último, Pacino es aquel personaje rebelde, inquieto, pero de gran corazón. Como ocurre con los demás personajes, los deseos personales siempre prevalecen sobre los deberes del Ministerio. Pacino es un hombre que ha cometido varios errores, pero que intentó remediarlos para preservar la vida de sus compañeros. Entre sus desaciertos, decidió salvar a su amada, lo cual le costó el desajuste temporal, la destrucción del Ministerio y la muerte de sus amigos. Este panorama significó un gran pesar para el personaje, por lo cual decidió remediarlo tomando el coraje para abandonar a su amor, salvar al Ministerio (manteniendo el correcto acontecer de la historia), y la vida de sus amigos.
La valentía, entonces, es uno de los conceptos que marca a nuestros personajes. Les permite replantear y cuestionar su historia y sus acciones, dándoles el suficiente coraje para luchar por lo que creen correcto y por lo que desean. Ese valor los torna únicos y cautivantes para nosotros, los espectadores.
La fe constituye una virtud y un concepto trabajado en la serie de El Ministerio del Tiempo; por eso es impostergable para el análisis que aquí nos atañe. Podemos considerarla como un aspecto colateral que despunta en determinadas situaciones y nos permite apreciar cuál es la mirada que se tiene sobre la misma. Nuestros agentes no se encuentran exentos de debates o manifestaciones de esta virtud supra-racional, que va más allá de lo que la inteligencia humana es capaz de conocer y rumiar. La fe es un elemento propio de la identidad española y que, como en muchos otros casos de la historia, se vio tocado por los diversos procesos históricos que acaecieron.
Alonso de Entrerríos, el agente más distante del siglo XXI, resulta ser el personaje que manifiesta un sentido de la fe muy fuerte. Procedente del siglo XVI, es quien vive y lucha con y para Dios. El siglo en el que vivió Alonso se basó en la expansión y consolidación del poder español, tanto en Europa como en América. Su fe no es fanatismo, sino un elemento inherente a la vida de los hombres de su tiempo: se defiende la propia tierra bajo la protección de Dios, siendo que cada logro se da gracias a su intervención. Al tener una espiritualidad tan fuerte, Alonso choca con sus compañeros ya que estos no viven la fe de la misma forma que él, y en ciertas oportunidades lo toman en broma: cuando éste se persigna cada vez que entra en una misión, le hacen algún comentario al respecto.
Amelia sostiene una visión distinta sobre la fe: no la vive de la misma manera que Alonso, ya que en el siglo XIX la situación ha cambiado con respecto al siglo XVI. Las ideas de la época y el espíritu del liberalismo han generado cambios en la forma de ver el mundo religioso: debe limitarse su influjo a la mínima expresión y se le da mayor importancia al análisis de cuestiones empíricas. Sin embargo, Amelia tiene una actitud especial para su época: es una mujer crítica, respeta las particularidades de los demás y busca romper con lo que la mayoría cree “políticamente correcto”. Esto se manifiesta en que nunca la vamos a ver desprestigiando la fe o la creencia de otra persona, pese a que en su época sea ésta una actitud de lo más corriente.
Por su parte, Pacino y Julián, contemporáneos a gran parte de la audiencia, manifiestan un comportamiento indiferente con respecto a la fe y su práctica: no la consideran como una parte esencial o un pilar en la vida del hombre, postura totalmente distinta a la que Alonso vive y sostiene. Ellos son respetuosos de quienes tienen fe, pero no dejan de sostener sus planteos o discrepancias al respecto, o de realizar observaciones frente a los constantes actos de santiguamiento por parte de Alonso. En sus modos de ver el mundo, podemos decir que Pacino y Julián son hijos de una posmodernidad marcada por la caída de los “grandes relatos”. Éstos, que daban la base y moldeaban la estructura de las formas de pensar, decayeron y dieron paso a modos más relativos y subjetivos de apreciar la realidad: se fomenta el espíritu crítico y la propia mirada cobra más peso. Podemos comprobar que la fe entre el siglo XX y el XXI ha perdido el vigor que manifestaba en los siglos anteriores.
Este análisis nos permite concluir que la Historia se compone de procesos con sus respectivas continuidades y rupturas. Los conceptos no están exentos de esta dinámica y pueden ir mutando a lo largo del tiempo y en las distintas sociedades, expresando significados y significantes diferentes a los que nosotros conocemos hoy en día. El Ministerio del Tiempo juega con esta riqueza y nos invita a reflexionar sobre las distintas valoraciones que adquieren las palabras a lo largo del devenir histórico.
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