Ambas historias parten de un presente desolador, donde el futuro parece inexistente si los protagonistas se quedan dónde están, por lo que encaran el reto de dirigirse hacia un futuro mejor al otro lado del océano. Jugando con los paralelismos, Campanella pone como “gota que rebalsa el vaso” un estallido, de manera literal en la mina de Asturias y de manera metafórica en Argentina con el “corralito”. Aquellos sucesos fueron el golpe final para abandonar su tierra y adentrarse en el proceso migratorio en busca de una nueva vida. 

Sin embargo, la serie, lejos de romantizar el proceso de migración revela las dificultades y desafíos que enfrentan los migrantes en su viaje hacia un nuevo hogar. Al otro lado del océano la vida sigue siendo dura, no por el contexto del país que los recibe, sino por los obstáculos emocionales, la discriminación y la nostalgia por su tierra.

De esta forma, Vientos de agua no solo se centra en el viaje físico de los personajes, sino también en el viaje emocional que implica adaptarse a una nueva cultura, un nuevo idioma y un nuevo entorno social. Los protagonistas deben enfrentar la burocracia, la discriminación y la nostalgia por su tierra natal. Ya en la nueva tierra, ambos protagonistas deben afrontar y sortear el azar de la vida y las complicaciones propias de ser extraños en un entorno desconocido. La sensación de soledad se contrarresta al conocer nuevas personas que se convierten en una segunda familia, brindando un invaluable apoyo ante las adversidades. Además, se exploran las complicaciones de perder la identidad conforme a los documentos oficiales: un cambio de nombre o la revalidación de un título que limita y a la vez define las oportunidades laborales.

Esta no es una historia de “buenos y malos”, es la historia de miles de hombres y mujeres, familias enteras que toman la decisión de migrar en busca de un futuro mejor. Estas personas, como cualquier ser humano, toman decisiones, se equivocan, se corrigen, aciertan, caen, y vuelven a levantarse. Vientos de Agua no juzga, sino que humaniza la experiencia migratoria, mostrando las decisiones, aciertos y errores de aquellos que buscan una vida mejor en tierras lejanas. Es una historia que resuena con miles de hombres y mujeres que han enfrentado luchas similares a lo largo de la historia. 

No podemos evitar señalar que la serie, al abordar la migración entre España y Argentina, ofrece un espejo a la actualidad argentina, donde muchos jóvenes y familias se ven impulsados a emigrar a Europa en busca de oportunidades económicas y estabilidad. Los desafíos y sacrificios de los personajes en «Vientos de Agua» reflejan las experiencias de quienes enfrentan la incertidumbre y la adaptación en un nuevo contexto social y cultural. Esta narrativa nos golpea en una Argentina marcada por crisis económicas y políticas, donde la emigración se convierte en una opción para construir un futuro mejor.

A lo largo de este año realizaremos diversas entregas en donde analizaremos distintos aspectos de esta serie extraordinaria que, si bien retrata un pasado, parecería estar hablando del presente argentino.

  ¡Hasta la próxima entrega!