Fundación para la investigación y la difusión de la historia y la cultura españolas en la Argentina
Artículo realizado por Marcela Carolina Barrionuevo.
Francisco Tenório Júnior, conocido como Tenório Jr., fue un pianista brasileño nacido el 4 de julio de 1940 en Río de Janeiro. Es considerado una figura destacada en la música brasileña, especialmente en los géneros de bossa nova, samba y jazz. A pesar de haber grabado solo un álbum como solista, Embalo (1964), su virtuosismo y creatividad lo posicionaron como uno de los pianistas más influyentes de su generación.
Tenório Jr. colaboró con grandes nombres de la música brasileña como Vinícius de Moraes y Toquinho, y su piano puede escucharse en álbumes icónicos de artistas como Leny Andrade y Wanda Sá. Su estilo único combina la sofisticación del jazz con la calidez de los ritmos brasileños, hecho que lo convirtió en un puente entre la bossa nova y el jazz moderno.
Sin embargo, su vida y carrera fueron trágicamente interrumpidas en marzo de 1976, cuando desapareció en Buenos Aires durante la dictadura militar argentina. Se cree que fue secuestrado, torturado y asesinado en el marco del Plan Cóndor, un operativo represivo coordinado entre las dictaduras sudamericanas. Su desaparición no solo marcó una pérdida irreparable para la música, sino que también lo convirtió en un símbolo de las atrocidades cometidas durante ese periodo oscuro de la historia.
La obra sitúa su narrativa en un contexto histórico complejo: la dictadura militar argentina (1976-1983), también conocida como el Proceso de Reorganización Nacional. La desaparición forzada de miles de personas acaecida durante este periodo, marcó una herida imborrable en la sociedad.
Durante el Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983), la dictadura militar argentina implementó una política de censura y persecución sistemática contra artistas, músicos e intelectuales. Este régimen consideraba que las expresiones culturales podían ser subversivas, especialmente aquellas que promovían ideas de libertad, justicia social o resistencia. Como resultado, muchas obras fueron prohibidas, y los artistas enfrentaron amenazas, exilio forzado, e incluso desapariciones.
La música, en particular, fue un blanco importante. Canciones con mensajes críticos o que no se alineaban con los valores conservadores del régimen fueron censuradas, y se elaboraron «listas negras» de artistas prohibidos, que incluían figuras como Mercedes Sosa, Charly García y León Gieco. Algunos músicos, como Francisco Tenório Júnior, fueron víctimas directas de la represión, mientras que otros optaron por el exilio para protegerse y continuar creando en libertad.
Este periodo oscuro subraya cómo la cultura y el arte pueden ser herramientas poderosas de resistencia, pero también objetivos de regímenes autoritarios que buscan silenciar voces disidentes.
Francisco Tenório Júnior, el virtuoso pianista brasileño, se convierte en símbolo de la pérdida cultural de una generación. Según Michel Foucault, «donde hay poder, hay resistencia»4 y la música de Tenório resonó como una forma de resistencia silenciosa frente al autoritarismo.
Además, el filme aborda un escenario más amplio, el de la Guerra Fría. En este periodo, las políticas de contrainsurgencia lideradas por Estados Unidos influyeron en las dictaduras latinoamericanas, consolidando un sistema de represión que incluyó la censura cultural. Este contexto conecta con la importancia del arte como testimonio: las notas de la bossa nova de Tenório no solo emocionaban, también desafiaban.
“Dice Trueba que su filme muestra un choque de trenes entre belleza y barbarie”5.
La bossa nova, nacida en Brasil, fue mucho más que un género musical; representó una época dorada de expresión artística que conectó emociones y narrativas colectivas. En este sentido, Theodor Adorno subraya que «el arte es una protesta contra la realidad»6. Lo que se alinea con el papel de la música de Tenório Júnior en una época de opresión. En «Dispararon al pianista» esta música trasciende fronteras, mostrando cómo la creatividad resiste frente a la adversidad.
Por otro lado, la participación de España como productora vincula la memoria histórica latinoamericana con la transición democrática española tras el franquismo. En palabras de Paul Ricoeur, «recordar es un acto ético,» y esta colaboración internacional resalta cómo el recuerdo colectivo contribuye al fortalecimiento de democracias y culturas.
El estilo visual de Javier Mariscal no solo captura la esencia musical de la bossa nova, sino también las tensiones políticas de la época. La elección de un diseño que emula el movimiento de los cómics permite transmitir emociones y contrastes: colores vibrantes reflejan la esperanza de la música, mientras que los tonos oscuros y las siluetas simbolizan la represión. Este enfoque recuerda los grabados de Francisco de Goya en «Los desastres de la guerra,» donde el arte se posiciona como un testigo histórico.
Además, la banda sonora desempeña un papel central en la narrativa. Ritmos brasileños y jazz actúan como un lenguaje universal que transporta al espectador, al tiempo que incorpora testimonios animados de figuras como João Gilberto y Caetano Veloso, ofreciendo una conexión profunda entre el arte y la memoria.
En “Dispararon al pianista,” las caricaturas y la animación no son solo una elección estética, sino una herramienta poderosa para contar una historia que duele, emociona y resiste. Javier Mariscal, responsable del diseño visual, transforma cada escena en un cómic en movimiento, logrando un equilibrio entre realismo y simbolismo.
¿Cómo narrar la desaparición de Francisco Tenório Júnior sin perder la esencia vibrante de su música? ¿Cómo hablar de las dictaduras en América Latina sin que el horror opaque la memoria? Las caricaturas ofrecen un lenguaje accesible y emotivo que permite abordar estos temas sin restarles peso. Suavizan el golpe, pero no esconden la verdad.
Además, este estilo visual teje un puente entre la música y la memoria, logrando que cada imagen resuene tanto como una nota de bossa nova o el eco de una historia olvidada.
Cada trazo y cada color en “Dispararon al pianista” tienen un propósito. Dos visiones entrelazadas: arte, memoria y compromiso político.
Los paisajes y colores vibrantes capturan la energía de la bossa nova, la alegría de una época donde la música era sinónimo de libertad.
Las siluetas y tonos oscuros retratan el miedo, la censura y la represión de los regímenes autoritarios.
Los personajes caricaturizados acercan las historias personales al espectador, humanizando figuras históricas que podrían parecer lejanas.
Las imágenes de “Dispararon al pianista” no solo decoran la historia, la construyen:
Fernando Trueba, conocido por su enfoque en historias que humanizan la Historia, aporta una visión que combina la belleza de la música con la crudeza de las dictaduras. En palabras de Trueba, «el arte es la herramienta más poderosa para hablar del alma de un pueblo»7. Su experiencia como cineasta le permite capturar la dimensión humana detrás de las estadísticas y los hechos históricos.
Por su parte, Javier Mariscal complementa esta visión desde el diseño visual. Su arte, que se caracteriza por ser emocional y profundamente narrativo, enriquece el impacto de la obra. Según Mariscal, «la animación puede hacer visible lo invisible,» una declaración que se refleja claramente en este filme al transformar la memoria en imágenes cargadas de emoción.
El cine iberoamericano, al abordar historias como la de Tenório, se convierte en una herramienta de memoria. España, Brasil, Argentina, Perú y otros países que participaron en la producción de esta obra comparten una historia de dictaduras y transiciones, de silencios impuestos y resistencias culturales.
En este sentido, “Dispararon al pianista” no es solo un homenaje a un músico, sino un recordatorio del papel del arte en la preservación de la memoria. La coproducción internacional demuestra que la cultura no tiene fronteras y que, a pesar de la violencia, la música sigue resonando.
La desaparición de Tenório Júnior simboliza la fragilidad de la libertad en tiempos de represión, pero su música y su historia siguen vivas, porque cada nota que tocó se convierte en un acto de resistencia. Su legado, ahora animado en la gran pantalla, nos recuerda que la música es eterna, incluso cuando intentan silenciarla.
1 Benjamin, W. (1940). Tesis sobre la filosofía de la historia. ↑
2 https://www.inedit.cl/dispararon-al-pianista ↑
3 https://youtu.be/Q_a42tOXvLU ↑
4 Foucault, M. (1982). El sujeto y el poder. Siglo XXI. ↑
5 https://www.fotogramas.es/peliculas-criticas/a45275236/dispararon-al-pianista-critica-pelicula-fernando-trueba. ↑
6 https://caesuramag.org/posts/critique-of-revolutionary-art-trotsky-benjamin-adorno-and-greenberg. ↑
7 https://www.youtube.com/watch?v=Q_a42tOXvLU. ↑
8 Galeano, E. (2015). El libro de los abrazos. Siglo XXI. ↑
Título original: They Shot the Piano Player
Año: 2023
País: España, Francia, Portugal, Países Bajos, Perú
Duración: 103 minutos.
Dirección: Fernando Trueba, Javier Mariscal.
Guión: Fernando Trueba, Javier Mariscal.
Música: João Gilberto, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Vinicius de Moraes, Paulo Moura.
Género: Animación, drama, intriga | Música, décadas de 1960-1970, dictadura argentina.
2023: Premios Goya (España): Nominada a Mejor película de animación
2024: Premios del Cine Europeo (EFA): 2 nominaciones
2025: Premios Quirino: 2 nominaciones
2024: Premios Platino del Cine Iberoamericano: Nominada a Mejor película de animación
2023: Premios Gaudí (Academia del Cine Catalán)
Información extraída de https://www.filmaffinity.com/ar/film271209.html