La convocatoria tendrá, como núcleo central, la historia, la memoria y las genealogías feministas que interpelan al feminismo desde las esferas de la libertad y la igualdad.

Las mujeres medievales, tan cercanas y tan diferentes a las mujeres de la actualidad, merecen ser estudiadas, escuchadas, revisitadas a través de estudios multidisciplinarios que pongan de relieve sus numerosas facetas: mujer pobre o rica, reina o campesina, culta o analfabeta, cristiana, judía o mora, citadina, burguesa, campesina o eremita, etc. Un verdadero universo encerrado espiritual, cultural y materialmente en miles de voces acalladas por una cultura eminentemente masculinizada, pero que pudo superar ese silencio, marcando una fuerte presencia. Política, economía, arte, literatura, religión, música, ideología, medicina o brujería son algunos de los campos en los cuales las mujeres medievales tuvieron presencia y destacada acción a través de los siglos que van desde el siglo III al XVI, con un recorte temporal harto arbitrario pero eficiente.

A lo largo de más de mil años, la mujer medieval pudo ver, verse, ser representada y representarse en innumerables manifestaciones culturales que la tuvieron como protagonista: emperatrices, santas, pecadoras, formidable fuerza de trabajo, broche de alianzas matrimoniales, juezas en Cortes de Amor, princesas rescatadas o guía de ejércitos, iluminadora de libros, místicas y muchos otros roles. “Redescubierta” en los sermones de San Bernardo, llegó a presidir coronada los portales catedralicios góticos y gerenció las propiedades de su esposo en épocas de Cruzada o guerra, para citar tan sólo un par de ejemplos.