Durante el siglo XVIII, la monarquía española experimentó un incremento exponencial en materia de conocimiento de sus territorios americanos, como también de sus habitantes. De manera notable, en la segunda mitad de dicha centuria, las nociones de policía y justicia fueron interpeladas por preocupaciones acerca del fomento de la riqueza y del comercio, en un contexto de guerras muy costosas entre grandes potencias. Ese proceso permite constatar una conciencia cada vez mayor sobre los espacios periurbanos y rurales como problema de gobierno secular y eclesiástico. Es en esa primera mitad del XVIII cuando el vocablo policía cobra entonces el sentido de un ideal de situación, resultado de la recta acción de gobernar, como objetivo al que se debía apuntar y que se podía alcanzar. Así, las necesidades nacidas de la movilización militar durante las guerras de ese tiempo, promovieron unas reformas e innovaciones institucionales dirigidas a consolidar los dominios del rey de las Españas.

Del buen gobierno al orden público Distancias, actores y conceptos en dos laboratorios: Cuba y el Río de la Plata (1760-1860), dirigida por Darío G. Barriera y François Godicheau, lanzó así estudios, tanto de investigadores americanos como europeos, que se propusieran a explorar los procesos políticos de gobierno en ciudades y campañas de Cuba y del Río de la Plata, poniendo el foco no sobre la idea de “aplicación” de materiales doctrinarios y dispositivos institucionales sobre el territorio, sino en los procesos de elaboración de dispositivos de gobierno en el terreno.

Como resultado de un proyecto Ecos —co-financiado entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la República Argentina y ECOs Francia— con el título de “Orden público y organización del territorio: Francia, España, Cuba y el Río de la Plata, siglos XVIII-XIX”, esta obra parte de la hipótesis que las transformaciones que sufrieron las técnicas de gobierno entre los años abordados no solamente tuvieron que ver con los nuevos impulsos urbanizadores, sino además con la realidad demográfica. Asimismo, consideran que a pesar de la indudable importancia de las gestiones y de las acciones tomadas desde los dispositivos centrales del poder político, la lógica que siguió el gobierno de los campos no se ajustó exactamente a las instituciones ideadas y elaboradas “desde arriba”.

De esta forma, la aparición en los campos de figuras de justicia y gobierno local llamadas “pedáneas” es, a su consideración, una de las señales que sugieren que esas sociedades tuvieron que lidiar con problemas que se les plantearon conjuntamente. Espacios rurales en expansión, potencialmente muy fructíferos, sus riquezas comerciales y las ventajas estratégicas de sus litorales, convocan incluso el mismo apetito de la corona inglesa.