Fundación para la investigación y la difusión de la historia y la cultura españolas en la Argentina
Artículo realizado por Lucía Gómez.
Divertirse constituye una parte esencial de la vida de las personas. Así, el ocio es algo inherente a la naturaleza humana, que no puede ser deslindado de lo cotidiano. No obstante, este suele convertirse en un concepto abstracto, de contornos borrosos y difícil definición, pues la gente no habla de ocio en sí, sino de actividades concretas que —de manera subjetiva— representan lo que para ellos/ellas este significa: ver la televisión, bailar, acudir al cine, asistir a una fiesta, ir de excursión, viajar, leer un libro.
Claudio Hernández Burgos y Lucía Prieto Borrego en su reciente obra Divertirse en dictadura. El ocio en la España franquista realizan un recorrido por los diferentes espacios, maneras y plataformas que la sociedad española utilizó para “divertirse” durante la dictadura franquista, ya fuera dentro o al margen de las propuestas oficiales para ocupar el tiempo libre. Dichos autores —como también aquellos investigadores que colaboran— se interrogan, por lo tanto, sobre la posibilidad de entretenerse en el interior de un régimen dictatorial, dado que el Estado franquista no dejó de prestar atención a otros lugares y momentos ligados al día a día de la población en los que filtrar su proyecto nacional e impulsar sus instrumentos de socialización.
Los capítulos que dan forma a este libro se articulan en torno a cuatro ejes temáticos: el ocio y la configuración de la nación franquista; la propaganda política a través del entretenimiento; el control y las resistencias en relación a los espacios lúdico-recreativos; y, por último, el fenómeno del turismo y la cambiante relación del individuo con el tiempo vacacional.
Dentro del primer grupo, César Rina Simón inicia con un trabajo centrado en el examen de la capacidad de las procesiones de Semana Santa para construir una legitimidad sacro-popular para la dictadura. Luego, Lucía Prieto analiza el mensaje contenido en uno de los productos culturales más consumidos, con mayor capacidad de escapismo y potencial de cohesión en torno a un modelo de mujer “nacional” apenas cuestionado: la copla. Claudio Hernández Burgos, por su parte, estudia en profundidad la configuración, desarrollo e impacto social de la denominada como “cultura de la evasión”. La renacionalización también fue uno de los objetivos fundamentales de las diferentes instituciones socializadoras creadas por la dictadura franquista y controladas por el partido único, como la Sección Femenina, el Sindicato Español Universitario o el Frente de Juventudes, tal como presta atención Óscar Rodríguez Barreira en el capítulo final de este primer eje.
El segundo bloque arranca con la investigación de Álvaro Álvarez Rodrigo y sigue con aquella de José Emilio Pérez Martínez y Sergio Blanco Fajardo, que se ocupan respectivamente al análisis de dos soportes para la difusión del ocio y la evasión: el cine y la programación radiofónica. El primero de ellos tiene como objeto no tanto los espacios y ofertas cinematográficas, sino las revistas que, dedicadas al cine, podían orientar la inclinación de la audiencia hacia una u otra película. El otro explora la oferta radiofónica de Radio Madrid, identificando el conjunto de estrategias —horarios de emisión y distribución de contenidos en función de la vida laboral, familiar y social— que posibilitaban la recepción más positiva de mensajes transmisores de valores y la aceptación de una separación sexual de roles.
En la tercera categoría, Tamara López Fernández se ocupa del mundo urbano, centrándose, a partir de la documentación judicial, en el conjunto de prácticas delictivas desarrolladas en bares, tascas y tabernas. Gloria Román Ruiz, en cambio, dirige su mirada a los espacios de ocio cotidianos de la juventud rural y a los intentos de la dictadura por controlarlos. Por último, Francisco Bernal aborda la actividad misional desplegada en varias zonas rurales y cuencas mineras, también alejadas del mundo urbano.
Finalmente, Carlos Larrinaga explora el desarrollo del turismo durante la Guerra Civil y la inmediata posguerra, mientras que Marta Luque Aranda examina la actividad a través del desarrollo de las infraestructuras que hicieron posible el turismo de masas: la hotelera y la deportiva en Málaga y Torremolinos. José Luis Aguilar López-Barajas en su aportación, por un lado, se adentra al turismo desde finales de los años cincuenta, el cual pasó a formar parte de la vida cotidiana de los españoles, pero más como espectadores que como actores. Alba Nueda Lozano, por otra parte, investiga los equipamientos y el sistema de relaciones, es decir, estudia la convivencia y el perfil de los usuarios de las ciudades diseñadas para el tiempo libre, particularmente el turismo social y el control del ocio por la obra sindical de Educación y Descanso.
ISSN: 9788419892003
Editorial: Marcial Pons / Ediciones de Historia
Fecha de Edición: 08/03/2024
Lugar de la edición: Madrid, España.
Encuadernación: Rústica
Número de Páginas: 372 pp.
Idioma: Castellano.
Doctora y Profesora Titular del Departamento de Historia Moderna y Contemporánea en la Universidad de Málaga. Formó parte de los equipos docentes de diferentes programas de doctorado, de los másteres universitarios en “Igualdad y Género” de la Universidad de Málaga y “Claves del Mundo Contemporáneo” de la Universidad de Granada.
Doctor y Profesor Titular en la Universidad de Granada. Sus líneas de investigación se centran en la historia social y cultural de las dictaduras, con especial atención al franquismo, así como en el análisis de los procesos de nacionalización y en la historia de la vida cotidiana. Realizó estancias de investigación en la London School of Economics, Università della Sapienza y University of Leeds.