En época moderna, en la monarquía católica peninsular, la política y la religión se experimentaban al unísono. Esta última ofrecía el mecanismo de legitimidad política a través del principio del derecho divino de los reyes y, además, era el fundamento del lazo social entre los hombres. Bajo aquella conjunción, la Inquisición se percibía como una institución que se proponía a construir obediencia entre unos fieles que debían comportarse como súbditos.

Jimena Tcherbbis Testa en La causa de la libertad. Cómo nace la política moderna en tensión con el poder de la Iglesia propone contar, por lo tanto, una historia en múltiples tiempos y espacios. Es decir, la historia de la crítica liberal a la Inquisición española, cuyo desafío supuso imaginar un nuevo orden político capaz de subvertir la propia noción de tiempo y espacio de la monarquía católica. La trama de la historia muestra que esta crítica contribuyó a la invención de una moderna concepción de lo político, cimentada en una reflexión de la sociedad sobre sí misma capaz de redefinir sus prácticas y representaciones políticas al margen de la estructuración religiosa de las sociedades.

Para ello, se realiza un viaje transatlántico que transportará al lector ida y vuelta desde Cádiz hacia Lima y Buenos Aires, durante los convulsionados años de 1808 a 1864, cuando, ya definitivamente suprimida hacía treinta años la Inquisición en España, el papa Pío IX promulga el Syllabus errorum, para condenar al liberalismo como “una de las pestilentes doctrinas” de su época por defender la libertad de conciencia y la separación de la Iglesia y el Estado. Aquí, los actores, a menudo escurridizos, son múltiples: realistas, inquisidores, clérigos, absolutistas, revolucionarios, patriotas, liberales, monárquicos, republicanos, románticos, católicos, cristianos, españoles, hispanoamericanos y extranjeros.

La relevancia de pensar en clave conectada, tanto transatlántica, transnacional como global, lleva a que la autora trate de ir más allá de las comparaciones, para navegar en el pasado de un modo atento a las conexiones, los impactos mutuos y las interrelaciones, pues no se puede pensar América sin España, ni España sin América. Por ello, embarcándose en una historia política de la religión y, a la vez, en una historia religiosa de la política moderna, su desafío es evitar adentrarse exclusivamente en el espacio peninsular para abordar el problema del debate suscitado en torno a la abolición de la Inquisición española.